Reconocemos la importancia de reducir el consumo de recursos y minimizar nuestros residuos. Por eso, alentamos activamente a nuestros clientes a devolver los envases de vidrio. Cada botella que regresa a nosotros es cuidadosamente esterilizada y reutilizada. Esta práctica no solo disminuye la necesidad de producir nuevos envases, sino que también fomenta una comunidad consciente y responsable.

El corazón de nuestra kombucha, aparte de ser un deleite para el paladar, también contribuye a nutrir la tierra. Los desechos orgánicos que resultan de nuestra producción, como el té y las frutas utilizadas, se compostan para convertirse en abono.

Todos los materiales no orgánicos que utilizamos, como el vidrio, el plástico y el cartón, se clasifican y se reciclan de manera responsable, reduciendo así nuestra huella de carbono y contribuyendo a un mundo más limpio y verde.

En comparación con la producción de refrescos, la elaboración de kombucha requiere una cantidad significativamente menor de agua. Esto es crucial para la conservación de este recurso vital.